Cada
cierto tiempo, sobre la cabecera de algunos periódicos,
se publican citas, pensamientos, aforismos o frases más o menos ingeniosas que suelen estar relacionadas con el núcleo de la noticia más relevante publicada en la
primera página. Como cualquier noticiero,
hoy traigo a mi memoria la cita de Heráclito "nada es
permanente, salvo el cambio", a la que encadeno ésta otra anónima que reza más o menos: "la única verdad que publican los
periódicos es la fecha, y la
desmienten al día siguiente", lo que -además de ser casi permanentemente cierto- refleja con exactitud
la permanencia del cambio.
Y, por qué he dicho lo anterior? Pues porque pienso que, como en
aquella deliciosa película "Atrapado en el
tiempo" (El día de la marmota), estamos
cogidos en la trampa de un sistema en el que solo cambia el decorado y los
interpretes, que de forma machacona hacen girar hacia la izquierda las agujas
del reloj mientras representan el mismo guión
con tonos y matices cambiantes para que, como hábiles
prestidigitadores, darnos la sensación de que la modernidad está presente, pero sin introducir ni un punto ni una coma en
el manuscrito original.
Ayer, mi
amigo Juan tuvo un feliz detalle al regalarme un libro con edición e introducción de
Manuel Olmedo Checa (*) sobre la base de la correspondencia que mantuvo D. Manuel
Rodriguez de Berlanga con el erudito alemán Emil Hübner. El 26 de agosto de 1890, fecha de una de las cartas
que dirigió al alemán, hace referencia a Antonio Cánovas del Castillo, al que consideraba un político decente, manifestando su esperanza de:
"...que moralice la administración
corrompidísima, peculiar
de nuestro partido liberal compuesto de la gente más
perdida, más ignorante y más
holgazana de España y por lo tanto
de la más hambrienta, viciosa y
jaranera, que suple su falta de ignorancia con el exceso de ruido que arma
siempre. Ahora con el sufragio universal confía
en derrocar la monarquía, en cuya
empresa ha comprometido el charlatán
de Castelar al bribón de Sagasta,
que con su mujer y su hijo han estado robando como siempre descaradamente al país,
vendiendo destinos y favores a pública subasta y
haciendo el contrabando como lo más despreciables
matuteros, porque esa gentuza ha sido siempre una familia de rufianes sin
chispa de vergüenza..."
Nada ha
cambiado, como si estuviésemos atrapados en el tiempo.
Cambiemos decorados e interpretes y la mayoría
de nuestros compatriotas firmarían la precedente misiva.
Marbella,
10 de enero de 2013
Artolus